lunes, 25 de julio de 2011

Capitulo 3 La 1ra sobredosis de Bella pte 2

Niko...






Bella no respondía, La tomo por debajo de los hombros e intento sentarla, pero el culo se le desliza hacia adelante sobre la superficie de la tina.No puedo impedir que la inercia haga que su cabeza dibuje un arco hacia atrás. Consigo evitar que se rompa  el cráneo pero ahora tiene las piernas cruzadas fuera del agua, en ángulo recto al suelo, y su cabeza intenta sumergirse en el otro extremo de la bañera.


Me pongo detrás de ella y la sostengo por debajo de los brazos. La jalo hasta volver a sentarla, pero es un peso muerto y el suelo está mojado, de manera que no resulta fácil cargar con ella. Respiro pesadamente. No estoy lo que se dice en buena forma.


-Bella! Bella! -grito , pero es como si ella no estuviera ahí.
Llamo a Alan a gritos pero él está arriba y tarda bastante en contestar.


-¿Qué?! -dice por fin, vocaliza como si le estuvieran sacando una muela.
-Ven! Corre! ¡ Ayúdame Es Bella! ¡Tiene una sobredosis!


Al oír la palabra sobredosis, Alan sale disparado como un resorte.
-¿Qué pasa?!- Me ve ahí de pie, empapado, resbalándome sobre el suelo mientras intento sujetar a Bella.
-Creo que le puse demasiado jaco, ayúdame a sacarla!
Alan la tomó de las piernas. La sacamos de la tina y la sentamos en el borde. Yo le doy un par de bofetadas. Los labios se le están poniendo azules.


-Esto tiene muy mala pinta-digo, después le doy otra bofetada, más fuerte. Es preciso obligarla a andar.
Cada uno nos pasamos un brazo de Bella alrededor del cuello. Empezamos a dar vueltas alrededor del baño (el cual es bastante grande). Ella tiene la cabeza hacia adelante y arrastra los pies por el suelo.
Llamar a una ambulancia no era una solución nada atractiva. Recuerdo la otra vez que pasó esto...Lechiga solucionó el problema...


-¡Una solución salina! Alan! sube a la cocina, llena un vaso con agua caliente y sal. Mezcla bien la sal, que se disuelva. ¡Venga date prisa!
-¿Cuánta sal?
-Yo que sé! mucha!. Varias cucharadas.


 A estas alturas el rostro de Bella está adquiriendo un tono azulado. Realmente no le favorece nada. La recostamos en el suelo mojado y Alan sube las escaleras corriendo. Yo me agacho a su lado y le digo
-Bella, Bella, despierta, despierta- mientras la abofeteo con suavidad.


Alan vuelve con el vaso. Yo limpio la jeringa de Bella (hay hábitos que nunca desaparecen, ni siquiera en una emergencia) y la lleno con la solución salina. Alan ya le está atando el torniquete Le inyecto la solución a Bella. Parece raro hacer esto.
Alan afloja el torniquete. Mientras yo limpio la gota de sangre que tiene en el brazo, Bella empieza a parpadear. No parece saber dónde está. Le levanto la cabeza un poco. El color le está volviendo a las mejillas.
Bella está recuperando el sentido. Sus ojos se fijan primero en mi y después en Alan. Entonces nos dirige una sonrisa lánguida y dice...


-¿Que pasa, chicos?
Yo siento varias cosas al mismo tiempo.Siento alivio porque ella está bien. Siento felicidad porque lo de la sal ah funcionado. Aunque puede que sólo sea un mito de los Yonkis. Es posible que las bofetadas hubieran bastado para reanimarla. Y me siento orgulloso, de mí mismo y de Alan, por haber conseguido reanimarla. Pero sobre todo, siento amor.


 Bella ya se está incorporando, se está acariciando la cara en cámara lenta, maravillada por la sensación que producen los dedos sobre su piel. Está sentada en el suelo del baño, desnuda, encima de un charco de agua, y eso tiene que parecerle fresco y delicioso recién salida de una felicidad tan profunda. Tiene un poco de espuma en la clavícula. Las burbujas de jabón parecen un racimo de diminutas uvas blancas.


-Fué maravilloso- dijo ella riendose- Quiero másh!


Como ya eh dicho, ¡Estoy tan enamorado! Al escuchar esas palabras salir de su boca, me acerco a su rostro, besando sus labios con una sonrisa en los míos.
Realmente tengo un buen presentimiento sobre lo nuestro, un buen presentimiento que me sale de las entrañas.

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